El futuro es hoy

Vivimos en una época en que es perfectamente normal abrir una caja, introducir un plato con comida congelada, cerrar la caja, presionar unos botones y esperar unos segundos a que la comida salga caliente y lista para consumirse.  ¿Alguien dijo Star Trek?

Vivimos en una época en que un gran porcentaje de la población, sin distinción de edad, carga un aparato que cabe en un bolsillo y sirve para comunicarse instantáneamente con otros seres humanos con la voz, o por texto, o con imágenes e incluso video, sin importar distancias.  Y es perfectamente normal.

Vivimos en una época en que nos parece normal que los humanos se muevan exclusivamente sobre cintas de cemento, mientras ríos de máquinas se mueven a toda velocidad sobre cintas de asfalto, cada flujo separado por meros centímetros como un ballet de elementos, sin tocarse los unos a los otros, salvo desastrosas excepciones. (Esta observación desencajada de una ciudad vino a mi mente un domingo de resaca por la noche, mientras regresaba de la tienda).

Vivimos en una época en que estoy escribiendo esto y dentro de dos minutos cualquier persona en el planeta (y tal vez fuera de él) podrá tener acceso a leerlo si le interesa, y si no entienden el idioma original podrán ver la versión traducida presionando un par de botones.

Y nos parece normal, y muchos no imaginan siquiera lo que la vida sería si estas cosas no existieran.  Usar fuego para calentar comida, comunicarse por cartas que demoraban semanas en llegar, ir de un sitio a otro montando a caballo o en carretas jaladas por animales.  Esperar veintiséis años (¡26! ¡AÑOS!) para leer un libro que originalmente fue publicado en un idioma que no es el tuyo (el 29 de Julio de 1954 se publicó en el Reino Unido la edición original en inglés de "La Comunidad del Anillo", el primer tomo de la trilogía "El Señor de los Anillos", y recién en 1980 se publicó la primera traducción en español).

Den gracias a la deidad de su elección por vivir en esta época.