Recordando a Asimov, Hart y las bibliotecas



Por medio de un twit de Xflash de hace un par de meses me entero sobre una carta que Isaac Asimov escribió dirigida a los usuarios de la nueva biblioteca biblioteca de Troy en Michigan que se inauguró en 1971. Esa carta fue parte de las 97 de escritores y personajes famosos que llegaron a solicitud de la bibliotecaria a cargo, para incentivar la lectura especialmente en los niños. En estos días, dicha biblioteca enfrenta la misma suerte de muchas otras a nivel mundial: los recortes de presupuesto de los gobiernos están obligando a cerrar bibliotecas públicas por falta de fondos.

Para quienes no lo conocen, Asimov (1920-1992) fue un escritor (además de bioquímico) ruso-americano, mayormente conocido por ser un extraordinario escritor de ciencia ficción, además de publicar mucho también de historia y divulgación científica. La obra más famosa de Asimov es la serie de la Fundación, y personalmente pienso que su legado más duradero son las Tres Leyes de la Robótica que son referencia fundamental en cualquier obra que tenga que ver con robots.

Es triste ver cómo efectivamente las bibliotecas están muriendo lentamente, en gran parte por cuestiones económicas pero supongo que también por la creciente ubicuidad del acceso a Internet. No es lo mismo consultar un libro de los de árbol muerto y copiar (citar) texto a mano o a máquina, esta es la era del copy+paste para las investigaciones escolares tanto como para las monografías universitarias, las tesis de grado y hasta los proyectos de ley (la línea entre "investigación" y "plagio" es tan delgada). Y la forma de estudiar misma se ha modificado porque por experiencia propia sé que la comprensión y retención de lo que se copiaba a mano es mucho mayor que de lo que sólo se ha leído. Pero todo evoluciona con los tiempos y si bien hay gente que atesora sus libros y afirman que no hay nada comparable a tocar las páginas y sentir el olor de un libro, sea por estudio o por placer, por otro lado tener libros e información en general en forma electrónica permite la difusión masiva del contenido (claro, siempre que tengas acceso a Internet, ¿estamos volviendo a la educación elitista?). Tenemos que adaptar nuestra forma de aprender, aunque para las nuevas generaciones eso es automático, en los colegios vienen con laptop bajo el brazo, qué digo laptop, ahora serán tablets seguramente. Estoy desfasada.

Como ejemplo de un tesoro bibliográfico electrónico está el Proyecto Gutenberg, cuyo gestor original Michael S. Hart falleció hace pocos días. En esa página web se puede encontrar más de 36,000 libros electrónicos gratuitos de miles de autores, por lo general obras de valor literario e histórico. Un verdadero templo, pero una vez más, limitado en su acceso sólo para gente que disponga de conexión a internet. El resto, se fregó.

¿Tal vez el conocimiento podría distribuirse de forma más homogenea si los libros de las bibliotecas que cierran en las ciudades se mudaran a las zonas rurales?

Ahora que lo pienso, el texto de la carta de Asimov se aplica perfectamente si reemplazamos la palabra "biblioteca" por "cabina de internet". Son sólo unos cuarenta años de diferencia.

1 comentario:

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